Rojo: es el color del poder terrenal y corporal. El anclaje. Corresponde al primer chakra o chakra raíz, en la base de la columna vertebral. El rojo está relacionado con la pelvis baja, las piernas, las rodillas y la columna vertebral. Ayuda a aumentar el nivel de energía, promueve la actividad física e incrementa la fuerza, seguridad, vitalidad y estructura de quien lo usa.

Naranja: es el color de la conciencia creativa, la expresión sexual y la alegría.
Corresponde al segundo chakra o chakra sexual. Las partes del cuerpo relacionadas con el naranja son la pelvis, los riñones, las glándulas suprarrenales, los fluidos corporales y los órganos sexuales. Este color sirve, al igual que el rojo, para elevar la energía y la capacidad de acción. También sirve de ayuda para los desórdenes de la piel y la depresión, entre otros problemas.

Amarillo: es el color de las emociones, asociado con el plexo solar (tercer chakra). La región corporal relacionada con este centro abarca el aparato digestivo y el páncreas. Promueve la alegría, el sentido del ser, la lucidez, la concentración, el estudio. Ayuda a recuperar el propio poder. Proporciona claridad cuando los sentimientos nos sobrepasan.

Verde: es el color de la conciencia emocional, la bondad y el corazón equilibrado. Corresponde al cuarto chakra o chakra del corazón y abarca los pulmones y el timo. Está relacionado con el crecimiento físico, mental y espiritual. Apoya las decisiones que se toman con el corazón. Es muy bueno para la relajación en distintos niveles y proporciona energía cuando hay agotamiento.

Celeste: es el color de la expresión personal, el impulso creativo, la misión personal. Está asociado con el equilibrio del área del cuello, nuca, tiroides y hombros (quinto chakra o chakra laríngeo). Representa todas las formas de comunicación lingüística y las artes. Es de gran ayuda para superar las dificultades de comunicación con los demás.

Azul zafiro: es el color de la paz interior, la libertad y la conciencia. Está asociado al sexto chakra o chakra frontal. Abarca la cara, los órganos de los sentidos y la glándula pituitaria. El azul zafiro se relaciona con una percepción más amplia, la intuición, la clarividencia. Puede ayudarnos si tenemos tendencia a absorber las emociones y los estados de ánimo de otras personas. El celeste y, sobre todo, el azul zafiro apoyan todos los procesos de sanación.

Amatista (violeta): es el color de la transición desde lo material y corporal hacia las dimensiones espirituales. Se asocia al séptimo chakra o chakra corona y también al cerebro y a la glándula pineal. El amatista debe usarse con conciencia, ya que la claridad acerca de las propias percepciones y acciones es muy importante en otras dimensiones.

Topacio dorado: es el color del Sol y la energía equilibrada. Fortalece el plexo solar y ayuda a tomar decisiones a través de la intuición. El topacio representa la abundancia, la plenitud y la prosperidad en todos los niveles. Es de gran ayuda para conciliar distintas fuerzas o necesidades.

Rosa: es el color del cielo en la tierra o la divina vida cotidiana. Funde el alma con la mente y la materia. Es el color del amor y también el color que nos conecta con la fuerza cósmica primitiva, con el corazón cósmico. Tiene buena influencia en las emociones.

Aqua (turquesa): es el color de la conciencia curiosa y la comunicación en su sentido más amplio. Une las cualidades del corazón con las de la mente. El turquesa es el color de la era de Acuario y del chakra ananda-khanda, ubicado en la zona del timo. Los taquiones turquesa son excelentes para acompañarnos cuando escribimos o nos comunicamos con otros.

Ópalo: es el color de la Luna y de la fuerza reflejada. Se relaciona con la percepción de las estructuras que se mueven desde lo invisible hacia lo visible. Está asociado con el comienzo del proceso creativo.

Blanco: es el color del poder de la acción, la reacción y la respuesta responsable. Está relacionado con el reconocimiento de una idea, el comienzo de una actividad y la transformación práctica. También, con el proceso consciente de ser el observador. El blanco es un complemento ideal del cristal y el ópalo.

Cristal: es el color de la claridad, la limpieza y la liberación de sombras y problemas crónicos, ya sean estos físicos o psíquicos. Está asociado con la pureza del diamante y, por lo tanto, con la pureza del ser. Incrementa la confianza y la conciencia de uno mismo. Es altamente versátil.

Lila: es el color de la primavera, de las nuevas oportunidades, posibilidades, probabilidades y descubrimientos. Del nuevo comienzo. Apoya los procesos del despertar de los potenciales ocultos y de la alegría.

Rojo dorado: es el color del poder subconsciente en todos, que puede ser reconocido y dirigido correctamente para evolucionar en un ser multidimensional. El rojo dorado representa la unidad de las fuerzas materiales y espirituales.

Negro: es el color de la transformación y la creación conscientes. Representa la feminidad primitiva, la plenitud del vacío del que todo surge; la nada que permite la aparición de la forma. El negro apoya todo tipo de procesos de transformación, no desde la creación activa, sino desde el dejar que ocurran.

Formas Pirámides: son, probablemente, la forma geométrica más conocida. Las pirámides son un regalo de los dioses al espíritu humano. La astronomía, la matemática, los rituales, los mundos espirituales y los antepasados, todo se esconde en esta forma. En combinación con los taquiones, las pirámides activan el recuerdo del origen del ser humano.

Conos: sirven para darnos protección y reactivar nuestra conexión con el cielo y la tierra. Apoyan el cuerpo físico denso así como los sutiles. Son adecuados para trabajar con los chakras y para la activación consciente de los poderes de autosanación.

Esferas: simbolizan la completitud y son portales a nuevos dominios. Las esferas comprenden reinos que han estado encarnados –como almas que han reencarnado en cuerpos– y, en este sentido, tienen una dimensión corporal.
También simbolizan mundos o planetas. En conjunción con los taquiones, las
esferas nos ayudan a soltar y regresar a la Tierra.

Árboles de la vida: el árbol de la vida es el símbolo para los distintos niveles y etapas de la creación. Muestra simbólicamente el largo camino del espíritu desde lo innombrable hasta la Tierra y nuevamente de vuelta. Ayuda al alma a encontrar su camino en el mundo terrenal, a descubrir el propio potencial.

Anillos estelares: sus dos estrellas simbolizan el lado luminoso y el lado oscuro de las estrellas y el Sol. Los anillos estelares ayudan a esclarecer experiencias con energía proveniente de otros planetas y sistemas. Nos recuerdan que no sólo somos seres humanos, sino también almas con un largo recorrido. Apoyan el crecimiento del cuerpo físico, astral y espiritual y el
desarrollo de los potenciales. Equilibran la radiación cósmica.

Donas: están formadas por un círculo, que simboliza la plenitud, la unidad, el infinito y los ciclos repetitivos. En este sentido, las donas representan y ayudan especialmente al cuerpo como morada del espíritu. El cuerpo le proporciona al espíritu todas las condiciones para poder vivir en la Tierra. Las donas son adecuadas para trabajar con los chakras y para activar los poderes de autosanación del cuerpo.

Productos arcoíris: los arcoíris simbolizan buena suerte en todas las culturas.
También están asociados con el tipo de regeneración que sentimos en la luz del sol después de una tormenta. Los productos de seda arcoíris ayudan a regenerar, proteger y centrar el cuerpo.

Nota: los árboles de la vida pequeños son más intensos que los grandes. Las donas pequeñas y las grandes tienen espirales que intensifican el efecto de los taquiones.